lunes, 25 de marzo de 2013

Quédate ahí


Quedate ahí, muy junto a la puerta entreabierta de tu cuarto.
Siente la sequedad de los años que han pasado.
Sientelos, como se siente pasar la comida al tragarla.
Dibujales en tu mente calles, avenidas y barrios.
Las esquinas serán mundos,
mundos privados donde estará lo que pudo y no fué.
Siente orgullo de los baches en las calles arenosas e infinitas,
y si te sobra papel, hazle arboles en otoño.
Que esas hojas sean de colores imposibles y rueden apuradas por el aire, vestidas de etiqueta.
Imagina...
imagina un perro hecho con fibra naranja, husmeando un portal cualquiera.
o un reloj de gelatina colgando de una iglesia.
Camina las calles y avenidas, mojadas por una lluvia reciente;
que los sueños te salpiquen los zapatos y los charcos reflejen tus verdades.
Ah! también hazle buses.
Buses que transporten vicios, egoísmos y maldades.
Saca un abono transparente.
Tendrás viajes de maravillas y cuando bajes,
tropezarás con escalones de chismes.
Sal de ese barrio y entra en la avenida de los juicios,
ponte tu mejor ropa, y saca las arrugas de la duda.
Camina lento esa zona, se torna interesante por la noche.
Al final del día, tu dibujo estará listo.
y tú, habrás averiguado cuanto pudo tu mente.
Quédate ahí, quédate muy quieta,
junto a la puerta de tu cuarto. Embalsamada.
         (Texto propio)